sábado, 25 de enero de 2014

Matinal

Hoy me he sentado a escuchar tu risa.
Pongo atención, compruebo tus avances semánticos
mientras Dora la Exploradora inicia otra aventura.


Se desploman las piezas de Lego en un descuido
y acometes la empresa de construir
un buque como te enseñó el abuelo.


(Todo me llega nítido.
Sólo debo cerrar los ojos para ser tú:
percibir el entorno con la emoción primera.)


Dices que se ha perdido el Bebé Oso.
Lo buscas con afán por los rincones de casa.
¡Aparece al fin!, das un grito, corres a mi encuentro:


                                                      ¡Mamá, mi oso! ¡Mamá, mi oso!


Aplaudo tus proezas y te pido otro beso.
Enseguida te marchas entre saltos de júbilo...
Pero siempre se queda junto a mí
 
                                                        tu risa.


Ana Isabel Trigo Cáceres / enero 2014








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