Tenemos un nietecillo
que se parece a un clavel,
tan bueno y juguetón
y le llamamos Samuel.
La abuela siempre pendiente,
los dos loquitos por él;
le gusta mucho el columpio
y el carrito con luces también.
Cuando pasan unos días
y no sabemos de él
nos falta como el aliento,
no se puede comprender.
Manuel Trigo de la Cruz
Manuel Trigo de la Cruz
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